Resumen: La lectura y la escritura, por lo menos desde la mitad del siglo pasado, han sido conceptualizadas como prácticas sociales y, en gran medida, esa perspectiva ha impregnado los documentos curriculares oficiales. En paralelo, en el ámbito disciplinar específico, se ha producido conocimiento sobre los géneros discursivos que circulan ampliamente en la sociedad, como por ejemplo, los procedentes del periodismo, de la ciencia, de la educación y, por supuesto, del campo de la literatura. En tanto esas esferas de la actividad humana son transversales a las edades de las personas, las clases sociales, los géneros, las etnias, entre otras categorías de diferenciación social, los géneros procedentes de esos ámbitos circulan en la escuela de una manera o de otra, ya que el espacio educativo en general, se deja permear por las conflictividades sociales y por las producciones que diversas instituciones generan –la industria cultural, las academias, las instituciones culturales y científicas estatales y no estatales. Como consecuencia de esa circulación, la Didáctica de la Lengua y la Literatura ha problematizado el tema de los corpora que sustentan la enseñanza de la lectura y la escritura como objetos de conocimiento fundamentales de la actividad curricular Lengua y Literatura, denominación oficial en el curriculum pampeano. En otras palabras, qué se lee y qué se escribe, cómo se lee y cómo se escribe constituyen objetos de indagación sobre los cuales nunca está dicha la última palabra porque cambian los sujetos y las coyunturas históricas y, al tratarse de prácticas situadas, es necesario volver una y otra vez a pensarlas, con cada grupo, en cada escuela, en cada situación educativa. La lectura y la escritura no son prácticas homogéneas.

El presente libro, en cada uno de sus capítulos, propone corpus y formas de leer, ensaya géneros y formas de escritura, por ello en este compendio hablaremos, en particular, del modo de enseñar a leer y a escribir, es decir, cómo se lee en la escuela y, sobre todo, qué propuestas de lectura podemos generar para el aula, por una parte. Por otra, qué estrategias reconocemos para la enseñanza de la escritura y qué lugar le otorgamos al saber sobre el lenguaje en la escuela secundaria. También, expondremos un modo probable de gestionar, en el aula, el saber sobre la Literatura y el desarrollo de la competencia literaria (Colomer 1991, Mendoza Fillola 2002).