Durante las últimas cuatro décadas, la globalización de la economía y la mundialización de la cultura han reforzado la expansión del capitalismo y con ello, las políticas de liberalización en el más amplio sentido. Entre otras cosas, conformaron un modelo de producción administrado por corporaciones agroindustriales transnacionales que “integran” la agricultura a un sistema agroalimentario mundial que prescribe roles y estatus para los diferentes territorios productivos.